Letras culpables

letra m

VIVÍAN peleando. Aunque intentaran recordar el motivo, era imposible llegar a determinarlo a ciencia cierta. Era una verdadera maraña. Se habían acostumbrado. Llegaron a pensar que vivían peleando porque sí. Porque les era más fácil seguir la corriente. Porque les daba la gana. Porque se sentían útiles. Vaya uno a saber; qué otra cosa los motivaba, los alentaba a seguir viviendo en la discordia.

Pero lo cierto es que estaban cómodos con la situación. O peor, por momentos parecía que la disfrutaban. Pero tan solo por momentos. Había otros, en que mas bien parecía que sólo vivían para elucubrar cómo seguir. Para evitar que en algún infortunio; la bendición y la gracia los llegara a tocar, tan solo a rozar por error. Todo un despliegue de energía al servicio de la pelea, la discordia y el odio. Capaz no había nada que recordar.

Tal vez solo quedaba entender, que la voluntad de poder había mutado, había cambiado. Al origen natural por sobrevivir se le había adosado la mente fría y calculadora del ser humano. Ya no era la lucha por poder estar vivo la que reinaba. Tenían asegurada la existencia y no les alcanzaba. Hacía rato que vivían haciendo lo que les daba la gana. Sentían que no era suficiente. Que había que articular todos los mecanismos posibles para que otros no vivieran. Ecuación sencillamente reduccionista; mientras menos somos, más para repartir. Pero solo tal vez.

Las letras les servían como marco legal a los actos dementes que realizaban. Se convirtieron en las culpables. El acto mismo de matar por matar, necesitaba urgente justificación. Existían cartas, contratos, concilios, periódicos, decretos, resoluciones internacionales y no sé cuánta letra escrita más. Infinidad de letras, entre las dichas y las escritas. Todas con sentencia de culpabilidad, solo para justificar lo injustificable. Por suerte las habíamos descubierto. Piedra libre.