La cofra.día de los soles

sol

LOS días estaban destinados al brillo. Así transcurrían. Monótonos. Todo brillaba a la luz, del oro sol.

El calor resecaba las verdes praderas. Los ríos y mares desaparecían más rápido de lo que alcanzaba a llover.

Las nubes ni se atrevían a opacar al astro rey. Se sentían avergonzadas.

Las noches habían desaparecido y con ellas las lunas. Hastiadas de ser ignoradas.

Las sombras habían perdido su eje. Estaban desorientadas. El astro rey había desplegado su poder de manera infinita.

Su imperio se extendía por todos los rincones del cosmos. Se había multiplicado. Ahora eran miles de millones de soles. Lo abarcaban todo.

Así cuando uno se cansaba o fatigaba, rápidamente era reemplazado por otro.

Y así sucesiva e infinitamente.

El mundo se había convertido en una verdadera cofradía de elegidos por orden divino. El sol lo abrazaba todo. Se abrazaba todo él, ardiendo en su propia ignorancia.