La desagradecida

SOFÍA nació bendecida con el don de la belleza. Sin lugar a dudas era hermosa y con el paso de los años, su belleza se acentuó. Su nombre de princesa incluso, se enmarcaba en el ámbito de la realeza. Pero Sofía nació de una madre soltera que a fuerza de sacrificio personal se encontró con problemas de salud rápidamente y obligaron a Sofía a entrar en el mundo de los adultos desde pequeña.
De esta forma se encontró pidiendo favores para su madre y tolerando todo tipo de maltrato y abuso por su precaria situación. Quienes más cercanos a ellas estaban; más provecho sacaban. Así se encontraron en la necesidad de mudarse a la casa de un tío por parte paterna para no tener que irse a vivir directamente a la calle.La miseria que cobraban de subsidio alcanzaba para pagarles la pieza que bondadosamente fue despojada de trastos inservibles para que ellas pudieran resguardarse del crudo invierno.
- Querida, le repetía su tío, para qué está la familia sino para hacer un esfuerzo. Sofía y doña Leonor sentían que agradecían a sus familiares cada vez que juntaban los centavos para pagarles.
Sofía lavaba y planchaba ropa para las señoras del barrio. Con esas monedas comían y vivían el día a día. Pero cada vez que doña Leonor requería de remedios la pequeña Sofía debía pedir ayuda. Cada vez que ella misma se enfermaba por lavar a mano a la intemperie y caía en cama, se encontraba en la necesidad de pedir ayuda y nuevamente debía tolerar el peor de los descaros el del abuso solapado de cariño.
- Maldita salud! Repetía Sofía continuamente. Como si fuera la culpable de tanta miseria. Con el pago de la habitación, sus familiares se compraron el auto que tanto añoraban y por el que tantos sacrificios hacían. Ahora sus familiares podían realizar sus merecidas vacaciones. Podían disfrutar de sus descansos e incluso podían hacer un esfuerzo para hacerles un lugar a doña Leonor y Sofía a la que decían querían como una hija más.
- Cómo van a ser una carga para nosotros, le repetía su tío. Querida sobrina... Favor con favor se paga y listo. Además disfruto de tu compañía cuando estoy triste y solo. Y siempre Victoria te necesita para los quehaceres de la casa. Sofía se sentía extenuada, por eso les avisó a su familiares que no irían de vacaciones con ellos. Cuidaría de su madre y repondría fuerzas para el resto de la temporada invernal. Su tío se indignó ante el desprecio y les solicitó que durante ese mes se ubicaran en otro lugar porque por seguridad no podía dejar la casa al cuidado de una adolescente y una mujer enferma.